Dios me condenó a esta vida
como quien sacrifica un arfil,
un peón,
un caballo.
Lame mi carne,
lava mi sangre,
dame tus manos;
no tengo zapatos
pero bailaré,
descalzo,
lo que pidas.
Poesía
Dios me condenó a esta vida
como quien sacrifica un arfil,
un peón,
un caballo.
Lame mi carne,
lava mi sangre,
dame tus manos;
no tengo zapatos
pero bailaré,
descalzo,
lo que pidas.